Revista La Puntilla del 13 al 27 de Agosto de 2013 - N.º 138

Autor: LA PUNTILLA
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Editorial // Vicente Soler, con paso firme // Muchas veces, las carreras más llamativas no son las más fructíferas, sino las que se dan con paso firme, sin estridencias, pero con la firmeza suficiente para que cada paso sea un paso en firme, un eslabón en esa cadena interminable que solo unos pocos tocados por la gracia divina consiguen terminar.
Este es el paso que nuestro paisano Vicente Soler ha tomado y, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, va sumando festejos en un carrera marcada por la seriedad, la persistencia y las ganas de llegar a ser alguien en esto del toro. Loar a un paisano siempre invita a pensar que el corazón manda más que el intelecto, y probablemente no falte algo de razón a quien así piense, pese que no soy yo muy dado a dorar la píldora a quien no lo merece, entre otras cosas porque pienso que nada bueno hace a los chavales que empiezan regalarles el oído,
sino todo lo contrario. Quienes me conocen saben de mi amistad con su padre, que viene de sus primeros pasos como novillero, lo que me llevo a vivir su carrera más como amigo que como crítico, con todo lo que de bueno y malo puede dar esta situación. Por este motivo, cuando Vicente hijo comenzó sus primeros escarceos con el toro, decidí mantener una prudencial distancia que me permitiera ver su carrera con la suficiente objetividad, consciente de las posibilidades reales del chaval. Su paso por la Escuela Taurina dejó claro que si se hacían las coas bien, había un proyecto de torero con serias posibilidades, porque las carencia técnicas se pueden ir puliendo, pero el valor se tiene o no se tiene y en este caso con solo ver andar a Vicente por la cara del novillo ya se veía que la cosa podía funcionar. El paso al escalafón de novilleros con caballos trajo la lógica
consecuencia de tener que partir de cero y comenzar a buscar festejos en un mundo donde la rivalidad va mucho más allá de las plazas y donde hacerse un hueco depende de tantas variables que parece un imposible, pero por fortuna nuestro paisano lo esta logrando por sus propios medios. Si algo bueno ha traído la actual crisis, es que se acabó el tiempo de los ponedores, de los que toreaban “nosecuantas” novilladas mientras duraba el dinero y que quitaban el sitio a los que de verdad valían. También algún “ponedor” valía, faltaría más, pero ya me entienden. Ahora mismo, la mayoría de las novilladas las torean quienes de verdad se lo van ganado en las plazas, quienes tarde a tarde van dejando buen sabor de boca y quienes tarde a tarde cortan las orejas. Pueden ser novilleros artistas, con empaque y clase, novilleros espectaculares que te ponen los pelos de punta a base
de jugársela o chavales que la lían con puestas en escena de lo más peculiar. No importa. Lo que si importa es que quienes los vea una vez se quede con ganas de volver a verlos. Este es el camino de Vicente Soler, un torero completo, suelto de capote y espectacular con las banderillas. Resolutivo con la muleta y firme en la cara del toro. Un chaval capaz de dar, por fin, un matador a nuestra tierra que se anuncie en las principales ferias. Con su estilo, con su tauromaquia, porque aquí hay sitio para todos. La tarea no es fácil y, como a cualquiera en su situación, las posibilidades son muchas más en contra que a favor, básicamente porque hay muchos intentando lo mismo, en un oficio en el que caven muy pocos, pero las cosas se están haciendo bien y el torero responde donde toca, que es en el la plaza. Si duda hay motivos más que fundados para la esperanza. Suerte torero.

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