La ciudad, fiel a la tradición taurina en una tarde de toros con ganas de lucirse  

Autor: Patricia Rodríguez
A algunos, el argumento de por tradición no les parece válido para que la tradición taurina siga viva en pleno siglo XXI. Una postura totalmente contraria a la de Almassora que cada fiesta, en este caso las de que se celebran en el mes de octubre, recuerda sus orígenes taurinos con el conocido como Bou del Poble, que ayer abrió la primera tarde taurina en honor a la Mare de Déu del Roser.
Festejos que datan de 1770 y que pasaron de aquel Bou Real a una reconocida semana taurina que sostienen peñas y collas. Posadero fue el toro elegido del encierro de Albarrán para llevar el título. Lo recibió Raúl Robles pasadas las 18.00 horas y con una gran afluencia de público, tras una mañana multitudinaria. El número 58 respondió noble a los cites pero cambió su comportamiento ya al final de su lidia, cogiendo sentido e incluso poniendo en apuros a Rafa Lorite.
EL SEGUNDO // Julián Marín, uno de los nuevos valores locales, templó al segundo. Tres rodadas marca de la casa con las que se lució y lució al animal, también de Albarreal y financiado, al igual que el tercero, por las peñas El Caragol, en su 45º aniversario; y Aficionats al Bou, que ya suma 15. Y es que eso aúna el Bou per la Vila de Almassora, veteranía y savia nueva que garantiza su futuro.
Reñidor, también del encierro, cerraba tarde y, con las prisas, salió disparado de corrales, creando problemas en el acceso hacia la calle Mayor. El número 68 del hierro onubense tuvo movilidad y se resistió a ser encerrado.
UNA FIESTA // La reina de las fiestas, María Portalés, y las damas de su corte de honor disfrutaron de la jornada al máximo. Su llegada en calesa al recinto taurino despertó gran expectación. Ellas respondieron a los aplausos con sonrisas y con sus bailes, que ayudaron también a ambientar a los numerosos presentes.

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