Tres Hierros, Tres Historias: Comienzo Discreto en la Fira d’Onda 2025
Autor: torodigital -
Este sábado 18 de octubre de 2025 arrancó la esperada Fira d’Onda con una jornada taurina que, si bien prometía emociones fuertes por el cartel ganadero, terminó dejando sensaciones encontradas entre los aficionados. La tarde se abrió con un ejemplar de la legendaria ganadería sevillana de Miura, hierro de respeto y tradición. El burel, imponente en presencia y fiel al tipo de la casa, se mostró escurrido de carnes y algo falto de remate. Su salida fue deslucida, sin fijeza ni codicia, aunque acudía con nobleza a los cites de los mozos. Sin embargo, su embestida careció de transmisión y emoción, saliendo desentendido del embroque. Recorrió las calles de la vila con escasa entrega, siendo finalmente encerrado sin dejar huella profunda en la lidia. En segundo lugar, hizo acto de presencia un precioso ejemplar de la ganadería gaditana de Torrestrella, de hechuras armónicas y expresión viva. El toro salió con ímpetu, encontrando de inmediato al recortador que lo esperaba en el centro del ruedo. No obstante, tras ese primer encuentro, se mostró suelto y huidizo, rehuyendo el enfrentamiento directo. Se centró en rematar a los palos, sin llegar a entregarse en la pelea, lo que derivó en una lidia discreta, sin grandes momentos ni emoción sostenida. Cerró la tarde la peña A.C.T. Montera, que presentó un ejemplar colorado, bien armado, perteneciente a la ganadería de Las Ramblas. Antes de su salida, se rindió un emotivo homenaje a un miembro de la peña, gesto que dotó de solemnidad y sentimiento al momento. El toro salió con brío, acudiendo con solvencia a los primeros quites. Aunque le costó entrar en faena, terminó arrancando con fuerza y dejando pasajes de interés. Su comportamiento permitió elevar el tono de la tarde, cumpliendo con su cometido y aportando algo de dulzura a una jornada que, hasta entonces, había transcurrido con escasa bravura y juego. En conjunto, la apertura de la feria dejó una tarde sosa y desigual, marcada por la falta de emoción continuada y el escaso lucimiento de los astados. A pesar del prestigio de los hierros anunciados, la bravura se hizo esperar. La afamada Fira d’Onda comenzó con más expectación que contenido, dejando a los aficionados con ganas de más.
Este sábado 18 de octubre de 2025 arrancó la esperada Fira d’Onda con una jornada taurina que, si bien prometía emociones fuertes por el cartel ganadero, terminó dejando sensaciones encontradas entre los aficionados. La tarde se abrió con un ejemplar de la legendaria ganadería sevillana de Miura, hierro de respeto y tradición. El burel, imponente en presencia y fiel al tipo de la casa, se mostró escurrido de carnes y algo falto de remate. Su salida fue deslucida, sin fijeza ni codicia, aunque acudía con nobleza a los cites de los mozos. Sin embargo, su embestida careció de transmisión y emoción, saliendo desentendido del embroque. Recorrió las calles de la vila con escasa entrega, siendo finalmente encerrado sin dejar huella profunda en la lidia. En segundo lugar, hizo acto de presencia un precioso ejemplar de la ganadería gaditana de Torrestrella, de hechuras armónicas y expresión viva. El toro salió con ímpetu, encontrando de inmediato al recortador que lo esperaba en el centro del ruedo. No obstante, tras ese primer encuentro, se mostró suelto y huidizo, rehuyendo el enfrentamiento directo. Se centró en rematar a los palos, sin llegar a entregarse en la pelea, lo que derivó en una lidia discreta, sin grandes momentos ni emoción sostenida. Cerró la tarde la peña A.C.T. Montera, que presentó un ejemplar colorado, bien armado, perteneciente a la ganadería de Las Ramblas. Antes de su salida, se rindió un emotivo homenaje a un miembro de la peña, gesto que dotó de solemnidad y sentimiento al momento. El toro salió con brío, acudiendo con solvencia a los primeros quites. Aunque le costó entrar en faena, terminó arrancando con fuerza y dejando pasajes de interés. Su comportamiento permitió elevar el tono de la tarde, cumpliendo con su cometido y aportando algo de dulzura a una jornada que, hasta entonces, había transcurrido con escasa bravura y juego. En conjunto, la apertura de la feria dejó una tarde sosa y desigual, marcada por la falta de emoción continuada y el escaso lucimiento de los astados. A pesar del prestigio de los hierros anunciados, la bravura se hizo esperar. La afamada Fira d’Onda comenzó con más expectación que contenido, dejando a los aficionados con ganas de más.
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