Deslucida actuación del toro de José Vázquez en la segunda jornada taurina de La Vilavella
Autor: torodigital -
El sábado 13 de septiembre de 2025 prosiguieron los festejos taurinos en la localidad castellonense de La Vilavella, en el marco de sus tradicionales fiestas patronales de Festa la Vila. La expectación era alta tras una primera jornada marcada por luces y sombras, y la comisión taurina había apostado por un ejemplar de la prestigiosa ganadería de José Vázquez, conocida por su regularidad y nobleza en la embestida. El toro, de imponente presencia y buena lámina, salió al ruedo sin la chispa que se esperaba. Desde los primeros compases se mostró falto de fijeza, sin terminar de centrarse en los cites ni de emplearse con entrega en los quites. Su comportamiento fue deslucido, sin transmitir emoción ni peligro, lo que dificultó el lucimiento de los mozos que, pese a su esfuerzo, no lograron conectar con el público. La lidia transcurrió sin grandes sobresaltos ni momentos reseñables. El astado se mostró soso, sin romper en ningún momento, dejando una sensación de monotonía que contrastó con la animación vivida el día anterior. La falta de transmisión del toro se tradujo en una jornada taurina discreta, que dejó poco para el recuerdo y no logró levantar el entusiasmo de los aficionados congregados en la plaza. A pesar de la decepción, el ambiente festivo se mantuvo en las calles de La Vilavella, donde la afición sigue demostrando su compromiso con la tradición taurina.
El sábado 13 de septiembre de 2025 prosiguieron los festejos taurinos en la localidad castellonense de La Vilavella, en el marco de sus tradicionales fiestas patronales de Festa la Vila. La expectación era alta tras una primera jornada marcada por luces y sombras, y la comisión taurina había apostado por un ejemplar de la prestigiosa ganadería de José Vázquez, conocida por su regularidad y nobleza en la embestida. El toro, de imponente presencia y buena lámina, salió al ruedo sin la chispa que se esperaba. Desde los primeros compases se mostró falto de fijeza, sin terminar de centrarse en los cites ni de emplearse con entrega en los quites. Su comportamiento fue deslucido, sin transmitir emoción ni peligro, lo que dificultó el lucimiento de los mozos que, pese a su esfuerzo, no lograron conectar con el público. La lidia transcurrió sin grandes sobresaltos ni momentos reseñables. El astado se mostró soso, sin romper en ningún momento, dejando una sensación de monotonía que contrastó con la animación vivida el día anterior. La falta de transmisión del toro se tradujo en una jornada taurina discreta, que dejó poco para el recuerdo y no logró levantar el entusiasmo de los aficionados congregados en la plaza. A pesar de la decepción, el ambiente festivo se mantuvo en las calles de La Vilavella, donde la afición sigue demostrando su compromiso con la tradición taurina.
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