¿HEMOS PERDIDO EL NORTE?

Autor: Moisés Rodríguez Abad
https://plus.google.com/photos/114440520016545509066/albums/6040029549051751553Mi gran pasión, los encierros.
Desde que tengo uso de razón y de cuanto alcanza mi memoria, los encierros han formado parte importante en mi vida. Jamás he sabido entender mi vida sin tener presente una fecha, el 7 de Julio y todo lo que representa para cualquier persona que sienta que la sangre le hierve cuando la escucha.
Durante la mayor parte de mi vida, Pamplona, San Fermín y sus Encierros, han sido para mí un referente, un punto de encuentro anual con la gente que comparto afición, una cita a la que año tras año no quería faltar y que aun siendo un solo día, era suficiente para satisfacer mi interior y mi ansiedad por estar en el Encierro más importante del mundo.
Ya de niño esperaba emocionado el momento de la salida de los toros por Santo Domingo, con los ojos pegados al televisor vibraba con las carreras que aquellos hombres eran capaces de realizar delante de los toros, soñando con poder ser yo algún día el que estuviera corriendo junto a esos bellos animales.
Y ese día llegó.
Son más de 25 años ya los transcurridos desde aquel 1988, en el que por primera vez junto con unos amigos emprendimos viaje rumbo al norte, para llegar a esta bella ciudad y por primera vez pisar sus adoquines y recorrer extasiado sus bulliciosas calles.
Enfrentarme al miedo del Encierro por primera vez fue una experiencia que jamás olvidare, sentí como temblaban mis piernas, como el miedo me atenazaba el alma y ahogaba mi pecho, como si me faltase el aire.
La calle Estafeta abarrotada de gente y yo como en un sueño, sin saber muy bien lo que iba a pasar, pero con las ideas muy claras de que era lo que tenía que hacer y lo que quería hacer.
Jamás he tenido dudas, si incertidumbre y miedo, pero nunca he dudado a la hora de meterme a correr en el Encierro.
Sensaciones únicas e irrepetibles que solo se pueden experimentar en Pamplona.
Con el paso de los años, la proliferación de encierros ha ido en aumento a lo largo y ancho de nuestra geografía taurina, incluso se ha realizado  en EEUU, han surgido por doquier, como los champiñones.
Yo mismo he sido el primero en disfrutar de estos encierros caseros, tan cerca y tan accesibles que es casi imposible resistirse a participar.
Encierros muy atractivos para los corredores, con toros muy bien presentados en su mayoría y de ganaderías de primer nivel.
Encierros, que aun siendo, no se parecen en nada a los de Pamplona.
Las carreras, las sensaciones, la gente, las emociones, nada son comparables con lo que se siente en las calles de Pamplona en San Fermín, en La Catedral del Encierro.
Tantos Encierros, que para mi gusto ya son demasiados,  pues creo que al final se pierde el norte y esa pasión que te hace desear que llegue el ansiado 7 de Julio, San Fermín y  el amor que hemos sentido siempre por Pamplona, por su gente y por los Encierros con mayúsculas.

Moisés Rodríguez Abad



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