Revista La Puntilla del 30 de Julio al 13 de Agosto de 2013 - N.º 137

Autor: La Puntilla
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Editorial // Manuel Beltrán, la decisión más difícil // Hace unos semanas, el ganadero castellonense Manuel Beltrán compartió mesa con los socios de la Puntilla y, entre plato y plato, nos hizo saber su intención de ir concluyendo la aventura ganadera que ha desarrollado durante las tres últimas décadas y que le ha convertido en el ganadero de bravo más destacado de la historia reciente de nuestra tierra.

Sin duda, el exceso de oferta y la baja demanda han debido pesar mucho en este ganadero que, por paradójico que pueda parecer, si por algo se ha distinguido siempre ha sido por anteponer la ilusión y la afición a los resultados económicos buscando, por encima de todo, la satisfacción personal. En cualquier caso, y aferrándonos a la conocida frase de “mientras hay vida hay esperanza”, vamos a dejar la puerta abierta a la posibilidad de que el corazón venza una vez más al cerebro y nuestro amigo Manolo apueste por continuar aunque sea en un formato más reducido. Los ganaderos modestos han sido, por lo general, uno de los últimos reductos del romanticismo taurino, la máxima expresión del aficionado que intenta ir un poco más allá en su pasión por el toro a costa, la mayoría de las veces, de su propio patrimonio. No obstante, la satisfacción de lidiar en una plaza de toros, de ver su hierro anunciado en los carteles, de conseguir animales que den espectáculo y calidad y de llegar a formar parte protagonista en este singular espectáculo ha llevado a lo largo de la historia a muchos excelentes aficionados a dar el paso de formar su ganadería, llegando algunos a lograr auténtica notoriedad y logrando, la gran mayoría, alcanzar un sueño que está al alcance de muy pocos. La historia ganadera de Manuel Beltrán refleja a la perfección la pasión y el deseo de cada ganadero por buscar un toro acorde a su ideal, buscando siempre nuevos matices. De los primeros murubes de “Los Caminos” paso paulatinamente a la cría de santacolomas para terminar decantándose por ejemplares de procedencia Domeqc, vía Dámaso González primero y Los Guateles más tarde, hasta lograr unos novillos de noble embestida, sin perder ese punto de raza que siempre les ha conferido interés y movilidad. Unos ejemplares con los que se han forjado la mayoría de los matadores y novilleros de nuestra tierra. Naturalmente no todo han sido rosas en este camino, y al igual que el resto de criadores, también algunos de sus pupilos ha dado espinas. Es la otra cara de la cría del toro bravo, la más amarga, pero también la que incentiva para afinar más en busca de la perfección y la que da la verdadera medida del éxito cuando este llega. Yo he visto muchos y muy buenos novillos de este ganadero. También de los otros, para que nos vamos a engañar, pero afortunadamente muchísimos menos, porque su proporción de éxitos siempre ha sido más que respetable. Eso, para quienes escribimos, es una bendición, porque nunca es plato de gusto criticar a quien conoces tan de cerca y a quien aprecias más allá de su condición de ganadero. Uno escribe lo que piensa y suele pasarcomo con los novillos, que unas veces gusta más que otras, pese a que siempre se hace sin acritud y con la mejor intención. Seguramente estas líneas no servirán para que Manolo cambie de opinión, pero como aficionado y como amigo voy a mantener la esperanza de que en el Mas del Coc se sigan criando toros por muchos años.

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