Revista La Puntilla del 16 al 30 de Julio de 2013 - N.º 136

Autor: LA PUNTILLA
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Editorial // Vall d’Alba, la combinación perfecta // Vall d’Alba ha logrado el difícil reto de mantener, pese a la situación actual, su corrida anual, convirtiéndose en una de las pocas plazas provinciales en la que afortunadamente se ha podido sortear con buen tino la crisis que ha afectado a la mayoría de estos festejos.
Cuando hablo de la combinación perfecta no me refiero a los carteles en si, que también lo son y de eso hablaremos luego, me refiero a la perfecta sintonía reinante entre el Ayuntamiento, que hace las veces de empresario, y el Club Taurino de Vall d’Alba, que ha aglutinado a los mejores aficionados locales y se ha convertido en legítimo representante de la afición, jugando un papel activo tanto en la organización como en la difusión de este evento. En momentos como el actual, en que las posibilidades económicas están por debajo de lo deseable, tan solo la buena voluntad y la colaboración de todas y cada una de las partes implicadas permite llevar a buen puerto este tipo de iniciativas. En  cualquier caso, siempre resulta gratificante para un aficionado la existencia de alcaldes y corporaciones municipales que apuesten por el toro como lo que realmente es, un atractivo para su localidad en multitud de aspectos, un evento que hay que cuidar y mimar en la medida que las posibilidades lo permitan. Seguramente muchos con opciones similares se decanten por otras opciones, y está en su derecho, pero difícilmente lograrán todo lo que conlleva una corrida de toros para su ciudad, tanto a nivel cultural, publicitario o comercial. En cualquier caso, y como aficionado, no me queda más que dar las gracias a Francisco Martínez, Alcalde de la Vall d’Alba, por haber impulsado en su día la realización de la plaza y por lograr el pequeño milagro de anunciar cada año una corrida que se ha convertido ya en el festejo clásico del verano castellonense. En el buen hacer organizativo de este evento, se adivina la mano magistral y veterana de un fenómeno que compartimos como socio La Puntilla con el Club Taurino de la localidad, del que también fue impulsor. Este no es otro que Rufino Milian, el que fuera director de la Escuela Taurina y cuyos desvelos se vuelcan ahora en lograr año tras año un festejo con la categoría acorde a esta plaza. Enhorabuena a ti también maestro, por la parte que te toca. En lo referente al cartel, pocas o ninguna pega se le pueden poner. Superado el “virus” de los años de bonanza en los que se pretendía la presencia de figuras de relumbrón hasta en los festejos más modestos, la tesitura actual ha devuelto cierta cordura a los carteles, lo que nos permite ver en este tipo de festejos a toreros emergentes, con cierto grado de consolidación, pero con la ambición intacta, propia de quien todavía tiene mucho camino por delante. Gente siempre interesante de ver, porque para ellos cada corrida es un peldaño que deben subir y difícilmente acudirán “a pasar la tarde”. La incorporación de Vicente Soler, novillero de la tierra con fundadas posibilidades, pone la nota de sabor local, siempre deseable y  siempre bienvenida. Para finalizar, nadie mejor que Fernando Peña para garantizar el espectáculo ganadero. Sus comparecencias en nuestra tierra y en especial en esa plaza se cuentan por éxitos. La estampa de sus pupilos es siempre impecable y su juego excelente. ¿Que más se puede pedir?

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