Revista La puntilla del 12 al 26 de marzo de 2013 - N.º 127

Autor: LA PUNTILLA
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Editorial // MAGDALENA AGRIDULCE // Terminada la feria de la Magdalena, toca hacer balance y como suele pasar ni todo ha sido bueno ni todo malo, sino todo lo contrario, es decir, todo depende de lo que cada cual esperara de la misma. En lo negativo, destaca sin duda la infame presentación de la corrida del viernes, más cerca de una novillada que de lo que uno espera ver en una plaza como Castellón,
que sin ser la más torista del mundo, si tiene, o debería tener, la categoría suficiente para que ejemplares con semejante estampa no pisaran su ruedo. Es complejo establecer responsabilidades por tal desaguisado,
aunque como es lógico el primero es el empresario, que es quien vende el producto. Tampoco está exento el equipo gubernativo-veterinario, que por lógica debería velar por mantener unos parámetros mínimos y
por último el ganadero-apoderado, quien en un erróneo afán de proteccionismo hacia su torero, es capaz de lidiar semejante despropósito. Desde luego, si lo que busca es el triunfo de su torero,
éste no es el camino, porque por más que se esfuerce, ante tales “animalillos”, el público, lejos de emocionarse, se dedica al sano vicio de comer pipas. Tampoco le sobró hechuras a la de Jandilla, pero
el buen juego de alguno de sus toros logro equilibrar la balanza, algo similar a lo sucedido con la novillada del P a r r a l e j o , que tampoco logro estar a la altura de las pasadas ediciones.
En conjunto, fueron bastantes los toros a los que las fuerzas no les sobraron, incluidos algunos del desafío ganadero, pero por contra, también los hubo magníficos y en este sentido cabe destacar
dos excelentes ejemplares de Fuente Ymbro, uno de Jandilla, el Miura que Castaño catapultó a lo más alto, algún que otro Victorino y dos Cuadris, el sexto del sábado y el galardonado quinto del domingo.
Si me gustaría destacar, en este aspecto, la importancia del matador en el resultado del toro, ya que probablemente una buena parte del mérito de “Pies de liebre” se debió a la magnífica lidia y posterior trasteo de Castaño
y su cuadrilla, mientras el Cuadri que cerraba plaza, que a mi modo de ver era mejor toro, quedo eclipsado ante un Eduardo Gallo que no supo sacar todo lo que ese animal llevaba dentro. En lo referente a los matadores,
destacó la primera jornada un Fandiño poderoso y excelente en la muleta, que como suele suceder malogro la faena con su deficiente uso de los aceros. También triunfo Castella, ante una corrida que se le quedaba pequeña en
todos los aspectos y ante la que tuvo la honradez torera de salir andado pese a corresponderle la puerta grande. Absolutamente injusta fue la frialdad con que el público trato las faenas de Diego Urdiales,
que si bien mató de manera deficiente, si logró instrumentar dos faenas de incuestionable mérito, ante dos animales que exigían más de lo que la mayoría de la plaza fue capaz de apreciar. La espada privó de un éxito
rotundo a Uceda Leal, que curiosamente es un magnífico estoqueador, no obstante su trasteo ante el de Victorino dejó sabor, emoción y constancia de sus excelentes cualidades ante estos complicados
animales. Incuestionable y rotundo fue el éxito de Javier Castaño, magníficamente arropado por su cuadrilla, realizando la faena con más emoción de la feria, ante un gran toro, que en otras manos
probablemente hubiera lucido mucho menos. Por último, constatar con satisfacción el interés despertado por esta segunda edición del desafío ganadero, con una entrada similar el primer día, al menos
en apreciación visual, a la de la supuesta corrida de figuras, así como el excelente resultado de la corrida de Beneficencia, en la que se logró un beneficio de 62.000 euros para los comedores sociales
de la provincia.

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