Revista La Puntilla del 5 al 19 de febrero de 2013 - N.º 125

Autor: LA PUNTILLA
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Editorial // “Manda el cabo” // Esta frase, acuñada por el desaparecido Joaquín Vidal, sirve perfectamente para describir el estado actual del escalafón, y por extensión no solo a los carteles de la próxima feria de la Magdalena, sino lo que me temo será la tónica general de las ferias de segunda en la presente campaña.
Es cierto que no viene ninguna de las cuatro figuras más  destacadas y que la presencia de al menos uno de ellos hubiera dado algo más de brillo al cartel, pero no es menos cierto que vienen ocho de los trece primeros espadas del escalafón, incluidos los tres primeros y, pese a ello, la primera sensación es que a los carteles les falta algo, o mucho. ¿Donde está el fallo? ¿Qué sinrazón se ha adueñado del escalafón para que ocho supuestas figuras apenas consigan despertar el interés del espectador? Por pura curiosidad busque carteles de hace unos años, cuando la feria brillaba con luz propia, y el primero que cayó en mis manos fue el de hace catorce años, la feria del 97 y a modo de ejemplo me sirvió perfectamente, porque además ésta fue una feria con muchísima repercusión. En un ejercicio  estadístico numeré el puesto del escalafón de cada uno de los actuantes y, ¡oh sorpresa!, sus puestos coincidían casi exactamente con los de este año, con la diferencia de que aquellos eran toreros perfectamente conocidos por el gran público, ese que llena las plazas y al que los aficionados miramos muchas veces por encima del hombro, mientras muchos de los de ahora, gozan de la consideración del aficionado, pero su popularidad en la calle esta por bajo mínimos. En aquella feria actuaron, por orden de escalafón, Jesulín, Enrique Ponce, Rivera Ordóñez, Joselito, Pepín Liria, El Tato, Vicente Barrera, Cristina Sánchez, Cesar Rincón, Emilio Muñoz, José Tomás, Esplá, Ortega Cano y Soler Lázaro. Seguramente a la gran mayoría de ellos un espectador esporádico los identificaría sin el más mínimo problema, mientras que a mas de la mitad de los de ahora, con todo el respeto que me merecen, que es mucho, apenas sabría relacionar su nombre con su foto. El problema real no es que en esta feria no comparezcan Manzanares o Morante, el problema real es que toreros como Iván Fandiño, que quedó tercero, o Luque y Castaño que ocuparon el once y el doce, no representan un aliciente real para los aficionados, y el caso es extensivo a bastantes más. El problema es que incluso con la mayoría de los que se ha quedado fuera tampoco se llenaría la plaza. desde hace unos años padecemos una preocupante sequía de auténticas figuras con popularidad a nivel de calle, de toreros que sean conocidos a todos los niveles sociales. Los que quedan de épocas pasadas ya comienzan a estar caducos en este aspecto, por más que alguno pase por un momento especialmente dulce a nivel taurino, pero su nombre ya no atrae espectadores. Las incorporaciones de los últimos años no han logrado la repercusión suficiente, salvo contadas excepciones y ni solos ni acompañados consiguen llenar las plazas. Las figuras reniegan de las plazas como Castellón, sabedoras de que su presencia no será aliciente suficiente y de que el cemento mermará su credibilidad de cara al resto de la temporada. No hay mal que por bien no venga y este hecho ha propiciado un evento tan importante como el desafío ganadero y, lo que es más, por primera vez el principal atractivo de la feria son los toros. Ojalá este tipo de festejo cuaje con fuerza y podamos disfrutar muchos años de un espectáculo en el que, por fin, el protagonista es el toro.

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