Revista La Puntilla del 19 de febrero al 12 de marzo de 2013 - N.º 126

Autor: La Puntilla
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Editorial // ILP… Y AHORA QUE? // La Iniciativa Legislativa Popular llevada a cabo, sobre todo, para devolver los toros a Cataluña, que al fin y al cabo fue la prohibición en esta autonomía la que la impulsó, ya está en el congreso y ha pasado su primera prueba de fuego. Eso sí, la ha pasado e manera penosa, con el apoyo de tres partidos, a los que doy sinceramente las gracias, pero con la vergonzosa abstención de otro, que no ha sido capaz de anteponer el interés común a sus propios recelos.
En cualquier caso, las ley saldrá adelante y a buen seguro el otoño, a más tardar, nos traerá una cobertura legal que teóricamente debería permitir la vuelta de los toros a Cataluña, al convertir en inconstitucional la actual ley de esta comunidad que prohibe las corridas en su actual formato, mientras permite, eso si, los “correbous”, porque meterse con estos hubiera supuesto perder demasiados voto. Sin embargo, mi opinión, es que difícilmente volveremos a ver toros en Barcelona, por mucho que nos pese a los aficionados. Son demasiados condicionantes los que entran en juego y muy pocos los argumentos que juegan a su favor. El primer punto es el económico. Si Barcelona hubiera sido una plaza con una asistencia masiva a las corridas, con una programación i m p o r t a n t e dentro del panorama nacional, probablemente ningún político se hubiera atrevido a tocar la fiesta. Pero Barcelona había pasado de ser una plaza importantísima a convertirse en un coso se segundo orden, por más que mantuviera el estatus de plaza de primera. La asistencia dejaba mucho que desear y la falta de una verdadera feria, al estilo de la mayoría del resto de plazas, restaba el impacto mediatico que si poseían otros cosos, con menos tradición, pero más consolidados. Si esta pobre asistencia se daba en tiempos de bonanza, en los que ferias como la de Castellón llegaban a tener reventa algunas tardes, no quiero ni pensar el cemento que puede llegar a ofrecer una vez superada la novedad del primer festejo, en el caso deseable pero improbable de que se llegue a dar. El tema político es todavía más complejo, ya que en el caso probable de que la ILP prospere, la norma catalana sea declarada inconstitucional y por tanto sea legal de nuevo celebrar corridas de toros en esa comunidad, la última palabra va a corresponder siempre al gobierno de la Generalitat de turno. Recordemos que los toros, igual que el resto de espectáculos, tienen transferidas sus competencias a las Comunidades Autónomas, con lo que éstas tienen las puertas abiertas para poner todas las trabas inimaginables, lo que nos lleva a que la aventura de montar una corrida de toros puede ser tan legal como infinitamente compleja. Pensemos, a modo de ejemplo, que algo tan simple como anunciar una corrida con carteles estaba prohibido estas ultimas temporadas en Barcelona, siendo los toros un espectáculo legal. No me cabe duda de que los aficionados catalanes harán lo imposible porque los toros vuelvan a su tierra y para ello contarán con todo nuestro apoyo. Estoy seguro igualmente de que desde muchos sectores profesionales también se intentará este retorno y hasta es posible que se logre de manera puntual, nada es descartable. Pero mientras la voluntad política gobernante en esa comunidad sea  abiertamente contraria a los toros, porque son uno de los principales símbolos de España, la fiesta no tendrá futuro en Cataluña.

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