¡EH TORO! N.º 75 - ENERO-FEBRERO-MARZO 2016

Autor: Bou per la Vila

Magdalena
Por Pedro Mileo
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Cada feria tiene sus singularidades y esta no podía ser menos, comenzando por lo que se han hecho esperar unos carteles que han visto la luz a mitad de enero, lo que da idea de lo complicada que debe haber sido su confección. Imagino que acomodar a las promesas emergentes, entre figuras consolidadas, no debe ser tarea fácil en estos tiempos en los que el término “competencia” esta en franco desuso y en el que las acomodadas figuras no tienen demasiado interés en medirse con quien puede ponerles en serios aprietos. Sin embargo, la eclosión de nuevos valores es más necesaria que nunca, a tenor del cada vez mas menguado tirón de unos espadas que eternizan sus carreras y cuyo compromiso apenas se ve en algunas plazas escogidas.
El público no deserta por falta de afición, puede hacerlo por estrecheces económicas pero a buen seguro las más de las veces es por falta de emoción y eso, mal que a algunos les pese, tan solo lo pueden dar toreros jóvenes, con ganas de hacerse un hueco. Las “grandes figuras” dan caché a los carteles, importancia a la feria, pero hoy por hoy apenas llenan media plaza y eso es algo que solo remedia una renovación generacional que ya lleva demasiado tiempo estancada. En este sentido, el mano a mano del sábado entre López Simón y Roca Rey, es sin duda el plato más apetecible para el aficionado. Otra cosa será su tirón a nivel de público en general, pero eso es lo de menos porque lo realmente importante es que por fin se van viendo caras nuevas con serias posibilidades de consolidarse y sembrar de cara a próximas ferias. A nivel personal me resulta especialmente grato que Vicente Soler consiga tomar la alternativa en la feria de su tierra. Su historia es la una historia de lucha, de bregar con novilladas de todos los pelos y de hacerse un hueco en el exigente mercado francés. No es fácil llegar aquí cuando se va por libre, por eso su doctorado tiene más mérito si cave. Ahora solo queda que las cosas vayan rodando bien, que la suerte acompañe, porque las ganas y la entrega seguro que no faltaran, y que el de Burriana consiga meter cabeza en este complicadísimo mundo. Otra de las sorpresas de la feria ha sido la encerrona de Varea en solitario. Posiblemente es un golpe de efecto que deja de lado la sorpresa que supuso el cambio de apoderado y su renuncia a tomar la alternativa, algo que casi se daba por hecho hace unos meses. Como declaración de intenciones no está nada mal y esperemos que la apuesta termine en un triunfo rotundo, porque condiciones no le faltan. Naturalmente no han faltado opiniones contrarias a este formato, ya que por una aparte nos priva de la presencia de otros novilleros punteros o el debut de Sedano Vázquez, que muchos dábamos por hecho. Servidor no es particularmente partidario de las encerronas, entre otras cosas porque la gran mayoría terminan resultando tediosas y solo algunas, muy destacadas, logran terminar en triunfos significativos. En cualquier caso espero, sinceramente, que Varea cuaje una tarde de las que se recuerdan. Sobre el resto hay de todo, como en botica. Me parecen justificadísimas, que no imprescindibles, las presencias de Castella por sus triunfos del año pasado, o del Fandi y Padilla, líderes del escalafón, al margen de los gustos personales. Bien recibida es siempre la presencia de diestros como Manzanares, que en una buena tarde pueden hacernos disfrutar, la esperanza es lo último que se pierde. Entre Ponce y Castellón hay un desencuentro que dura años y no estaría de más que el maestro de Chiva hiciera un esfuerzo por volver a ganarse el cariño de una afición que en otro tiempo le aclamó. En cuanto a los hermanos Rivera, tan solo su tirón mediático justifica una presencia que no tiene demasiado sentido para el aficionado. En conjunto, una feria como todas, cosas buenas, otras menos, pero quizá lo más importante es la recuperación de esa cuarta corrida, eso si que es una buena noticia.